En el año de 1499 Donato Bramante
aceptó el encargo más insólito de su carrera: ampliar el ábside de la iglesia
de Santa Maria Presso di San Satiro, no habiendo ni el espacio ni los recursos
necesarios para hacerlo. Constructores, albañiles y artesanos diestros en el
trabajo con la piedra, guardaban desconsolados cinceles y martillos mientras
veían con estupor el ingreso de grupos de gente extravagante ataviados como artistas y
que bajo las órdenes del mismo Bramante desenfundaban pinceles y con precisión
matemática trazaban sobre el muro
testero unas incomprensibles líneas que paulatinamente se convertían en
casetones, losas y hornacinas. El ábside apareció en unos días. Habían creado un
trampantojo.
Ábside de la Iglesia de Santa Maria Presso di San Satiro. Creado por el arquitecto Donato Bramante en 1499 |
Andrea Palladio fue sorprendido
cuando le propusieron hacer un teatro cerrado en el cada vez más denso tejido
urbano de Vicenza ¿No eran estos recintos creados por los griegos y repetidos
hasta la saciedad por los romanos espacios abiertos ubicados con estrategia en
laderas y pendientes propicias para este fin?
Hacer un espacio cerrado pero que parezca abierto. Si, esa debía ser la
solución: aperturar ilusoriamente el techo dibujando un cielo en él, crear
calles inexistentes que rompan el escenario y que abran portales que
transporten a los espectadores a lugares tan lejanos como sus sueños. Eso es,
Scamozzi lo continuaría. Trampantojos es lo que había que hacer 1.
Fragmentos del techo y de las calles del escenario del Teatro Olímpico de Vicenza diseñado por los arquitectos Andrea Palladio y Vicenzo Scamozzi en 1580 |
Con el espíritu de estos espacios
de ilusión nace este blog, esperando contar con la complicidad del lector para
deambular por territorios cada vez menos frecuentados de la arquitectura, y en
la búsqueda infructuosa de decodificar experiencias
vividas a través de la arquitectura, podamos vivir la riqueza de las formas
tangibles y las ideas subyacentes en ellas.
En un intento de agrupar estos
textos , muchas veces inconexos, al interior de este blog, surge la idea de
etiquetarlos en cuatro espacios virtuales de límites más que difusos, siendo
necesario dar algunos breves alcances sobre la denominación de los mismos:
Esferas efectivas
Algunos científicos suelen
denominar “teoría efectiva” a un
modelo creado específicamente para observar un fenómeno y concluir sobre él,
sin importar demasiado que este mismo marco sea igual de eficiente al aplicarlo
para otros casos. Así, utilizando este
concepto nacen las “esferas efectivas”,
textos breves que buscan recomponer con palabras una experiencia arquitectónica y reconocer algunos de los componentes que la
hicieron posible, pudiendo así plantear
algunos tópicos y conclusiones sobre ella que por el momento creo. Como la
rigurosidad del dato o la precisión cronológica no es el objetivo central, me
tomo licencias narrativas y divago sobre ciertas historias que si bien no
necesariamente se dieron al menos existieron las condiciones para que se den.
Historia
Las experiencias con la arquitectura,
si se pretenden intensas, deben enfrentar al hecho físico de una manera directa,
entrando en sintonía y en sincronía con él. Sin embargo, una mirada al pasado puede
proporcionarnos herramientas muy útiles para remontarnos a los orígenes de lo
que hoy, probablemente sin saber por qué, nos conmueve. Al interior de esta
etiqueta serán depositados textos que relacionen un acontecimiento del pasado que
a manera de escalera nos permita acceder a niveles superiores en el entendimiento
de un hecho físico dado hoy a nuestros sentidos.
Instantáneas
El complejo proceso de una
experiencia trascendente con la arquitectura o con cualquier obra de arte se
activa en brevísimos lapsos temporales. Instantáneas
es un intento de capturar una imagen de interés y depositarla en el blog
acompañada de un párrafo para que, en estado latente, pueda convertirse en un
tema de reflexión mayor para mí o para cualquier lector.
Mural
Textos genéricos de aparición espontánea
que por alguna razón no encajan en los tres espacios anteriores.
Bajo este esquema, seguro
perfectible, nos moveremos a través de objetos físicos y también de ideas, y si
los límites entre estos se vuelven difusos, recordemos que un trampantojo es
también una forma de realidad
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